Somos dos almas incomprendidas viviendo, existiendo, respirando, escribiendo.
¡Papá! ¡Papá! Se hace un eco enorme la voz de mi niña retumba, abro los ojos, veo hacia la ventana, estúpido árbol te asomas todos los días, quiere decir que sigo encerrado en esta habitación, con un leve movimiento mi brazo izquierdo busca el reloj, seis de la mañana.
Mis pies me arden, tengo un dolor punzante dentro, miles de agujas recorren la planta del pie, me es imposible levantar.
Siete de la mañana marca mi reloj, al pasar del tiempo el levantarse se hace tedioso, mi cuerpo pide comida, deseo saciar mis necesidades básicas, siento dolor recorre todo mi cuerpo, caminar insufrible me repite mi mente, saco fuerzas de la nada me incorporo, nunca antes había odiado estar de pie, bajo gradas con pequeños saltos intento no rozar nada, pierdo mi mente, los laberintos del recuerdo me aprisionan, medito un poco, mis ojos se obsesionan una luz amarilla fluorescente parpadea a cada dos segundos, ocho y media.
Ya son tres meses desde que vine al país, mi rutina es la misma todos los días, veo noticias, preparo mi desayuno y almuerzo, en esta casa solo beben café, no me gusta, parece sacrilegio el no beberlo, simplemente detesto esa sustancia negra, veo noticias mientras muerdo mi pan con pereza, desgano. Un virus se apodera poco a poco de nuestra libertad, pero a paso firme nos roba el néctar de la vida, seremos polvo de estrellas.
Suspiro, nueve de la mañana me repito.
Busco la parada de bus caminar se vuelve una pesadilla, son las diez de la mañana voy retrasado, jamás se vio tan distante el trayecto a mi destino.
Estando de pie en un lote baldío, veo a mis compañeros usar mascarillas, guantes, gorros y gafas, nadie se saluda, paranoicos sin esperanza se les ve, hace mucho que no siento un abrazo fraternal ¿cuánto tiempo me queda antes de enfermar? Me pregunto.
Ocho de la noche, entro a mi habitación ese viejo colchón tirado en el piso no es nada cómodo, Facebook y sus noticias, congestión en hospitales de New York, Guatemala presenta primeros casos, pienso en mi hija, el presidente nos quiere encerrar, sin seguro, sin beneficios, mis ingresos son día a día, siento un vacío mi estómago habla, gruñe, pelea por un pan.
Corren recuerdos por mi cabeza, mi esposa, e hija no dejan de aparecer, me desplomo al suelo, extraño a mi familia, ¿cuánto tiempo me queda? lo digo hasta el cansancio, Agotado, hambriento y adolorido, me dejo seducir, no controlo mis impulsos, cierro los ojos.
Morfeo me guía a un camino interminable, veo dos siluetas, parecen dos mujeres agarradas fuerte mente de la mano, ¡una niña! Grito ¡Morfeo es mi hija! Corro mis pies arden, caigo súbitamente al suelo. A lo lejos se escucha ¡Papá! ¡Papá! Un eco inmenso se produce.
Abro los ojos aún estoy aquí, seis de la mañana marca mi reloj, veo hacia la ventana, estúpido árbol que te asomas, Facebook y sus videos, noticias del mundo son millones los enfermos ¿cuánto tiempo me queda antes de enfermar?
Creado por: Pavlov
Comentarios
Publicar un comentario